Ha llegado el momento de enfrentar la dura realidad de que tres jugadores que fueron una vez la columna vertebral de nuestro equipo, las piedras angulares de nuestro éxito, y los iconos del legado de nuestro club, han llegado al final de su vida útil.
Su desempeño decreciente, la edad avanzada y las lesiones graves los han convertido en una responsabilidad, una carga que ya no podemos soportar. La nostalgia y el sentimiento que una vez oscureció nuestro juicio se han agotado, y la brutal verdad ahora nos está mirando a la cara. Ellos son ahora un obstáculo para nuestro progreso, un bloqueo en nuestro camino hacia la grandeza.
Hemos tratado de agarrarnos al pasado, de recuperar la magia de los años pasados, pero está claro que esos días están atrás de nosotros. Las espadas una vez agudas se han apagado, el ritmo se ha desacelerado, y el hambre se ha disipado. Hemos sido testigos del declive, de las luchas y de las decepciones de los corazones. Basta es suficiente.
Sus legados serán recordados, sus contribuciones serán honradas, pero la nostalgia no nos ganará partidos. El futuro de nuestro equipo está en juego, y no voy a ser influenciado por el sentimiento. No seré tomado como rehén por los fantasmas de nuestros éxitos pasados. No seré disuadido por el miedo al cambio.
El surgimiento de nuevos talentos, la emoción de los jóvenes y la prudencia financiera de invertir en el futuro serán el catalizador para nuestro resurgimiento. El peso de la historia no nos detendrá. No seremos atados por las cadenas de la nostalgia. Nos liberaremos, avanzaremos y volveremos a levantarnos.
Esta decisión será poco popular entre algunos. Habrá aquellos que lamentarán la pérdida de una era pasada, que se resistirán al cambio, y que cuestionarán mi juicio. Pero no voy a ser molestado. No voy a ser disuadido. No voy a ser intimidado.
La era de la nostalgia ha terminado. Ha comenzado la era del progreso. ¡Prepárate para el nuevo amanecer de nuestro equipo!”